Era muy de mañana

Era muy de mañana cuando el Sol,
con sus primeros besos,
acarició nuestra ventana,
y en un arranque de descaro
decidió que tu piel sería su almohada.
Nada pude yo alegar ante el lindo escándalo
que a mis ojos se mostraba.
Tu piel al principio se puso en guardia ,
e interpuso una jungla de lanzas.
Pero es por todos sabido que la belleza,
cuando lo desea, a cualquier ejército desarma,
y pronto te rendiste ante lo sugerente
de la propuesta que se te presentaba. Sigue leyendo