El derecho a estar tristes

Tenemos derecho a estar tristes. A tirarnos en el sillón los días de lluvia y dejar que el tiempo corra sin hacer nada más, simplemente dejando la cabeza volar. A poder encerrarnos en nosotros mismos cuando las cosas nos salen mal. A planear como destruir el mundo de mierda que hemos creado. A desear, quizás, la Revolución.

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